Testimonios

 

“Como vi a Silverio”

Fermín Espinosa “Armillita” 

 

Ahora que la centenaria Casa Domecq, rinde testimonio de admiración y cariño al “Faraón de Texcoco” Silverio Pérez, es conveniente recordar, que Fermín “El Grande”, escribió hace algunos años, sus impresiones acerca del enorme lidiador texcocano, decía el Maestro de Saltillo en un artículo que se publicó.

 

“Silverio es, como hombre, la magnificencia de la sencillez.  Como amigo, la entereza cabal.  Como torero, el dramatismo admirable.  Conocí a Silverio, allá por los años de 1935 en Madrid…. Un joven novillero, de nombre Silverio Pérez, luchaba a brazo partido por colocarse ante el toro y los públicos de España. Un día se me presentó y al momento “me cayó bien”, ganó mi simpatía, conquistó mi afecto. Su atuendo causaba extrañeza en la península: Silverio vestía, conforme a la época, pantalón balón y camisa corta que hacían franco contraste con su personalidad de mestizo moreno y mexicano…. Desde entonces, siempre anduvo conmigo y me ligó a él una amistad que los años han aumentado paulatinamente. La primera vez que lo vi torear – repito – como novillero -, fue en la plaza de Tetuán de las Victorias. Alternaba por cierto, con el también novillero entonces, el extraordinario y desaparecido Manuel Rodríguez “Manolete”. Me gustó su manera de hacer el toreo. No estaba, ni con mucho, completo y acusaba defectos indudables, pero creí desde ese momento en que Silverio era un torero que podría colocarse….., ¡Y vaya si lo hizo años después!. Silverio toreó muy poco, entonces, en España. Cuando empezaba a colocarse, vino el rompimiento del Convenio Taurino hispano-mexicano y el novillero y todos los toreros regresamos a México. Pasaron los años. En Silverio fecundaba y crecía un nuevo sentido y  una nueva dimensión taurina. El dramatismo dominante. Las posibilidades se tornaron en realidades. Silverio triunfó en México por su enorme facilidad de llegarle a los públicos. Poseyó siempre  una derecha poderosísima. Su poder de dominio describiría los muletazos más largos que se vieran hasta entonces. El drama hecho hombre y muleta se apoderaban de los ruedos y de las voluntades que le veían torear. Silverio creó su estilo, erigió su propia estatua, imitada, pero no igualada. Silverio se hizo popular, incrustó su nombre en los pasos dobles y en los corridos del pueblo que gustaba de su personalidad modesta y simpática, de su timidez titubeante, de su lenguaje de gente popular. En el año de 1938 le di la alternativa en el coso viejo del Toreo. Fue una corrida de La Punta y fue testigo otro torero pundonoroso y valiente, el “Cachorro de Querétaro”, Paco Gorráez….

 

La carrera de Silverio alcanzó una parábola ascendente incomparable…. Para mí y para miles que piensan como yo, la mejor y más completa faena de Silverio fue la que realizó con “Tanguito”. El de Texcoco inmortalizó su toreo en una de las faenas más completas, acertadas y geniales que haya yo contemplado.

 

Para mí en lo particular, fue sumamente satisfactoria esa temporada; Primero, porque acababa de cuajar yo una de las faenas en que más a gusto me he encontrado, la que le hice a “Clarinero” y luego, porque con el triunfo de Silverio con “Tanguito” se cumplió lo que yo había adivinado desde años atrás allá en España. Silverio era un torero inmortal en la fiesta. En varias ocasiones se me ha preguntado sobre el origen del popular apodo que caracteriza a Silverio: “El Compadre”… Tengo entendido – y así me lo contó Juan mi hermano -, que dicho apodo se inició en la travesía de un viaje y en alta mar. Silverio se dirigía – en vista de la situación -, ya que no podía actuar en España, a torear a Portugal…. Coincidieron en el viaje mi hermano Juan y su esposa y el periodista Pepe Pagés Llergo….. En una fiesta íntima, en una “pachanga”, al calor de los tragos y la alegría, se efectuó un “bautismo”; un muñeco fue rociado de vino y el compadre fue Silverio. De allí en adelante, el apodo se hizo célebre. Y el hombre, al amigo y el torero se apoderaron del corazón de México y de los públicos…”

 

Por nuestra parte, nada agregamos a lo que ha expresado el Maestro de Saltillo acerca del inmortal Silverio Pérez, las opiniones de Fermín son sabias, sinceras, contundentes…..

 

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